JESUS NACE SEMEJANTE A SUS HERMANOS

ESTUDIO SOBRE EL BIEN Y EL MAL.

¿Que es el hombre?
¿Tiene un alma?
¿Es un espíritu encarnado?

JESÚS, ÚLTIMO PROFETA DE ISRAEL. Hebreos 1:1-4

1 Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2 en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo. 3 Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien realza todas las cosas con la palabra de su poder.
Y cuando Jesús había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. 4 Fue hecho superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos.

Nota.
En estos últimos días nos ha hablado por el hijo.
En su resurrección ha sido hecho heredero de todo.
Se sentó a la diestra de Dios.
Fue hecho superior a los ángeles.
El nombre heredado es superior al de los ángeles.

Sobre la muerte del hombre.

 Cuando muere el ser humano, éste desaparece para siempre, queda en el recuerdo de Dios para la hora del juicio final.

Jesús también murió pero sabemos que fue un hombre especial, cumplió la voluntad del Padre sin cometer pecado. El fue el profeta prometido semejante a Moisés, también el heredero del reino de David. Nació de una mujer virgen y fue como nosotros, padeció y fue tentado como nosotros, pero siempre estuvo con Dios, su Padre. Su vida estaba destinada a cumplir con el Plan de Dios. Su principal misión fue rescatar a la humanidad de la muerte preparando un camino para transformar sus vidas.

Pablo dice que Jesús murió y cuando fue resucitado recibió gloria y poder a semejanza de su Padre. Y ahora surge la pregunta ¿Fue la muerte de Jesús como sucede a cualquier ser humano? ¿Entregó su vida literalmente como nosotros, perdiéndola para siempre? La respuesta es sí. Se dice que Jesús fue tentado como nosotros pero sin pecado. Pudo haber fallado como otros profetas pero fue íntegro.
Terminó con éxito el Plan de Dios. La causa de la muerte de todo ser humano es el pecado y según la justicia de Dios, Jesús no merecía morir, y fue levantado de la muerte al tercer día.

EL CAMINO SEÑALADO POR JESÚS.

Parábola del redil. Juan 10.1- 42

1 De cierto, os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. 2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. 3 Las ovejas oyen su voz; a sus ovejas llama por nombre, y las saca. 4 Y cuando ha sacado fuera a todas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. 6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

Jesús, el buen pastor.

7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto os digo: Yo soy el pastor de las ovejas. 8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones y salteadores eran; y las ovejas no oyeron su voz. 9 Yo soy el buen pastor; el que me sigue, será salvo; y hallará pastos. 10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo soy el
buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 12 Mas el asalariado, de quien no son propias las ovejas, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. 13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. 16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un solo pastor. 17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida por ellas 18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Puedo entregarla, y también volverla a recibir.. Este mandamiento recibí de mi Padre. 19 Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras. Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? 21 Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?

Los judíos rechazan a Jesús.

22 Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, 23 y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. 24 Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. 25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; 26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. 27 Mis ovejas oyen mi voz,
y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida; y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mis manos. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 30 Yo y el Padre unidos estamos.
31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32 Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? 33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces semejante a Dios. 34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?
35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), 36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís:

Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. 38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

39 Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos. 40 Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí. 41 Y muchos venían a él, y decían: Juan, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad. 42 Y muchos creyeron en él allí.

En este caso hemos considerado a Jesús como a un ser humano como nosotros. Sin embargo algunos interpretan que Jesús era un ser espiritual (ángel) ya que se trataba del Hijo de Dios, obra del Espíritu Santo. Si aceptamos esta interpretación, tenemos dos vidas en una. Un cuerpo humano dispuesto a entregarnos su propia vida, sufriendo las tentaciones de su cuerpo y pidiendo a su padre ayuda.

Al mismo tiempo tendríamos un ser espiritual que no tiene nada que ver con la carne, no puede pecar ni tampoco morir. Si no puede morir, no entrega su vida por ellas (las ovejas) cómo expresión de su gran amor.

 Sin embargo este misterio parece ser revelado por sus discípulos. En el Evangelio de Lucas 23,46 leemos:

«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»

¿ Qué es el espíritu?

  Parece que Jesús entendió que en la cruz había llegado su fin y sintiendo acabada su vida se dirige al Padre: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu"

Del ser viviente, Jesús, se marcha la vida, esta desaparece así como en todos los hombres para siempre. Y como todo hombre siente angustia y miedo por la pérdida de su vida, pero su espíritu vuelve a Dios que lo dio y es aquí donde radica nuestra esperanza de vida..

 Según Pablo el espíritu es aquello que nos motiva actuar de una forma determinada hacia Dios y podemos actuar según sea la voluntad de Dios o bien, nuestra propia voluntad en los deseos del cuerpo, del mundo.

Romanos 8.3

  Pues lo que era imposible a la ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne, a fin de que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros que seguimos una conducta, no según la carne, sino según el espíritu.

Romanos 8.26

26 Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, 27 y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios. 28. Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio.
29 Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó (preparó) a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; 30 y a los que predestinó (preparó), a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó. 31 Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está con nosotros ¿quién contra nosotros? 32 El que no perdonó ni a su propio Hijo (en su muerte), antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? 34 ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?

Romanos 33

¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien los justifica.

Romanos 8.35

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, 36 como dice la Escritura: Por tu causa somos (estamos como) muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. 37 Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. 38 Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades 39 ni la altura ni la profundidad ni criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

Romanos 8:5

Efectivamente, los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que. viven según el espíritu, lo espiritual. 6 Pues las tendencias de la carne son muerte; mas las del espíritu, vida y paz, 7 ya que las tendencias de la carne llevan al odio a Dios: no se someten a la ley de Dios, ni siquiera puede.

Romanos 8:9

Mas vosotros no vivís para la carne, sino para el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece; 10 mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo muera a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros. 12 Así que, hermanos míos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne, 13 pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis.

EL CONOCIMIENTO FACILITA LA LIBERTAD.

  Anestesiarse del conocimiento es una buena estrategia para mantenerse esclavo. No hay peor sordo del que no quiere oír. La esclavitud es más cómoda que la libertad. Ser libres a la hora de decidir qué pensar, qué sentir y cómo actuar requiere de un esfuerzo que no todos estamos dispuestos a hacer y que nos podemos ahorrar si por el contrario decidimos obedecer.

Por eso los hombres virtuosos son pocos. Algunas veces pensamos que somos nosotros los que elegimos, pero es justamente lo contrario, mis ‘ otros yoes’, mis dobles, mis vicios lo hacen por mi.
Pero siempre haciéndome creer que era yo mismo quien selecciona.

 Si cuando soy tentado escuchase con prudencia, quizás por la reflexión hubiera aceptado también su propuesta de acción.

El hombre puede optar a favor de los vicios, estos son fáciles de llevar a cabo, sin esfuerzo, o en última instancia por el bien común, en eso consiste la libertad un esfuerzo constante, una lucha entre el espíritu del bien y el espíritu del mal. En el interior es donde se forjan las más intensas batallas. Sin la existencia de estas oposiciónes no podríamos ser libres. No tendríamos en esta vida dificultades que vencer. Sin ello no hubiera tenido que hacer ningún esfuerzo para estar despierto velando quien entra en casa y tomar decisiones.
¿Cómo puede uno ser libre si no tiene nada que decidir? Ser libre no significa no dejar que nadie entre en tu casa. Ser libre es ser el que decide quien entra y quién no. Uno es quien decide y quién es responsable de la decisión, sean esas las que sean.

 Dios tiene un destino señalado para el final de los tiempos. Nosotros debemos estar atentos para recibir la lección que se presenta en nuestro caminar. Podemos ver el mal que se presenta ante nuestra vista y nos motiva a seguirle para el disfrute de cualquier vicio. Tenemos que tomar decisión de aceptarlo o rechazarlo, Dios no puede permitir en el nuevo mundo que promete, a ningún ser que seduzca a otros en la práctica del mal, tampoco a aquellos que no están preparados para tomar la decisión correcta. No se puede volver hacia atrás.

No hay que esperar que la libertad anestesie el sufrimiento. Sólo se acede a la libertad con el sufrimiento, hay que decidir.

En la libertad elegimos lo que estimamos más conveniente para nosotros. Aquí no se viene solo a ganar o a perder. AQUÍ SE VIENE A APRENDER.

La elección más cómoda es la más fácil y requiere poco esfuerzo. Cuando ‘mi otro yo’ o mi vicio me ha hecho prisionero ha requerido poco sacrificio, me ha hecho débil y ha impedido el uso de mis fuerzas para imponer mi voluntad.
Cuando pienso encuentro dos decisiones enfrentadas: una arde en deseos de satisfacer el cuerpo, mis vicios, una locura irracional que enciende mi egoísmo moviéndome a actuar según mi propio interés. Deja mi voluntad debilitada:

Escaso de fortaleza
Escaso de prudencia
Escaso de justicia
Escaso de templanza
Escaso de fe y
Escaso de caridad.

 El bien y el mal son dos términos que frecuentemente son asociados al comportamiento ético de los individuos, generalmente los individuos que respetan las leyes y las normas sociales que prevalecen en una sociedad son apreciados como buenos, mientras los que se comportan de forma rebelde y contraria a las normas establecidas, será deducido como malos y promotores del mal.

 Según la filosofía Kantiana el ser humano es consciente de la distinción que existe entre el bien y el mal, de cual acción es buena y cual acción es mala, y que todo va a depender de la pretensión o propósito del ejecutor no importando el efecto de la acción.

En general el mal se define negativamente como ausencia de bien, y está asociado a lo que provoca daño, es ilícito, inmoral, erróneo o lesivo.

El mal está vinculado con todo aquel deterioro material o moral que un individuo le haya causado a otro, Así el mal moral es obra de la voluntad humana cuando se aleja de la naturaleza buena.
La ética se encarga de valorar las conductas valiosas y disvaliosas y calificarlas como buenas o malas, y muchas de ellas pueden variar en las distintas sociedades y a través del tiempo.

 Muchas veces el bien y el mal no aparecen tan antagónicos, como cuando se produce un daño para evitar un mal mayor. Así, quien rompe la puerta de una casa ajena, está cometiendo un mal, pero si es con el fin de salvar a alguien que está dentro en situación de peligro, ese daño es moralmente bueno. Por lo tanto lo malo o lo bueno está dado muchas veces por la finalidad del acto. Esto responde a la filosofía Kantiana, que expresa que el hombre puede distinguir el bien del mal, y el acto es bueno o malo según la intención de su autor, sin importar las consecuencias

de la acción. Por ejemplo, si al romper la puerta para entrar a salvar a la persona, la golpeas con ella provocándole heridas, igual el acto fue bueno, pues el daño no fue intencional.

Los griegos explicaban que la virtud se conquista a base de practicarla, como quien aprende a tocar un instrumento musical.

Para lograr ejercitarlas se necesita de pruebas que vencer, de dificultades que superar. Y para ello necesito de la libertad que trae hacia mi ‘ mi otro yo’ con mis vicios y egoísmo que desea aferrarse a mi.
Librar la justa batalla es fortalecer el espíritu. No se puede fortalecer un músculo que no movemos. Es entonces el mal la debilidad del espíritu, el músculo atrofiado.
Jesús tubo que aprender a conducir su vida hacia el Padre eterno atreves del sacrificio realizado según aprendió en esta escuela de la vida que todos llevamos dentro. He ahí donde radica la Libertad, el poder de vencer el mal con la razón del bien.

El DRAE define perverso en dos acepciones:

  1. «Sumamente malo, que causa daño intencionadamente» y
  2. «Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas».

El DRAE trae también el sustantivo perversión, definida como «acción y efecto de pervertir», y este como «viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etc.» o «perturbar el orden o estado de las cosas».

 La respuesta al problema de la fealdad es la misma que se desprende de lo dicho sobre la relación bien-mal: aunque la fealdad se produzca en el universo, ella no es sustancia, sino un accidente de aquella realidad que efectivamente es sustancia: la belleza.

La que consideramos fealdad en el mundo, también está ordenada a algo, es decir, a hacer que resalte más eminentemente la belleza, de tal modo que ésta agrade más y sea más digna de alabanza.

No son necesarios a la perfección del universo los pecados y la desgracia. Sí lo son, en cambio, a las almas en cuanto son almas, las cuales: si quieren pecar, pecan, y si pecan se hacen desgraciadas. Si una vez absueltas de sus pecados perseveraran en ellas la desgracia, o sobreviniera a ellas la desgracia aun antes de pecar, entonces se diría con razón que hay desorden en el conjunto y en el gobierno del mundo. A su vez, si se cometen los pecados y no se sancionan con la desgracia, en este caso es cuando la iniquidad perturbaría el orden.

 Por tanto, los pecados o las almas desgraciadas en nada disminuyen la perfección del universo. Disminuiría el orden si se recibe lo contrario de aquello que merecen: es decir, que los malos no recibieran la pena respectiva por haber cometido voluntariamente el mal y que los buenos recibieran una pena sin haber pecado. Por tanto, la existencia de pecados no es por sí misma condición indispensable para que la obra de Dios sea plena y perfecta, sino que haya almas, que cuando voluntariamente cometen el mal reciben la infelicidad, y cuando realizan el bien reciben la felicidad. Y así, para cualquier cosa que elijan hacer las almas, el resultado seguirá siendo siempre armonioso y proporcional, como es en cada una de las partes del universo que Dios crea y gobierna.

¿Y el mal de dónde surge?

 Cuando sólo se busca la armonía como base de la belleza, surge la trivialidad como forma degenerativa de la armonía, salvo que esa belleza está suficientemente balanceada por la intensidad, en cuyo caso aparece La Paz.

Por su parte, cuando sólo se busca la belleza en la intensidad de la experiencia estética surge el desorden, salvo que esté balanceada por la armonía, lo que da lugar a la aventura. De la tensión dialéctica entre estos valores surge la existencia del bien o mal en el universo.

La belleza, para producirse, requiere del contraste entre las diversas partes de un conjunto, incluido el mal como una de esas partes.
Pero el hecho es que existe una belleza que no requiere del contraste entre bien y mal, o cielo e infierno. Para explicar en qué consiste se afirma:

 Lo atractivo de la belleza no se basa en una necesidad metafísica de contraste sino en un mandato divino de aventura, que nos hace permanecer firmes en medio del trágico fracaso de nuestros ideales. La tragedia no es en vano, porque el fracaso de la realización de hermosas ideas no es una pérdida total sino otra invitación hacia la aventura. Los modos de belleza son diversos y no siempre compatibles.

Pero ideales o valores incompatibles son realizables en la secuencia temporal de la aventura.
En otras palabras, cuando el universo ha caído en la trivialidad, es decir, en una armonía deteriorada, Dios lo espolea hacia una mayor perfección evolutiva. De lo contrario, todas las creaturas habrían permanecido al nivel monótono y estático.Y cada una de nuestras tragedias humanas y sufrimientos está finalmente llena de sentido debido a que contribuye a una intensificación del sentimiento divino, entendido éste, no como una mayor identidad con el crucificado -según el cristianismo- sino a que cada tragedia en el mundo hace posible la mayor expansión del ser evolutivo de Dios. La aventura del universo está dirigida a la producción de
esta belleza divina.
Por tanto, lo que se requiere para el avance de la belleza en el universo no sería «abandonar la partida» ante la tragedia, sino mantenerse abierto al descubrimiento mediante un espíritu de aventura («aventura o decadencia son las únicas opciones ofrecidas a la humanidad». Pero este espíritu de belleza basado en la aventura es sólo viable cuando sobrepasamos la estética de la armonía, que al igual que la belleza puramente matemática, está basado en el mantenimiento de una armonía estática. Pero Dios procesa de modo evolutivo para el cual los males del hombre
siguen siendo «instrumentos» al servicio del bien estético del conjunto.

Valoración de las distintas propuestas críticas.

A)

 Se dice que no existe el mal sino cosas malas, y estas cosas malas no son ilusorias (enfermedad, ignorancia, pobreza), más bien son reales, si bien es cierto que no se las puede considerar sustancias. Tan buenas son las cosas parciales y los males individuales (la enfermedad es salud imperfecta, la ignorancia es conocimiento insuficiente, la pobreza es riqueza incompleta) como el conjunto de las cosas existentes.

B)

  La bondad de Dios procede más del cuidado particular que ejerce por cada una de sus creaturas, que de la diversidad de ellas y de su armonización final en el conjunto.  Dios puede ejecutar ambas cosas, no a la vez, sino sucesivamente. Como dice un autor: "los males de este mundo estarán eternamente tendiendo a cero y los bienes a infinito. No es lo mismo un mes de dolor en diez años de vida que en cien años de vida, que en un millón de años: el dolor va tendiendo a cero". Lo que hoy nos parece un mal, podría suceder que en el futuro descubramos que no lo era en toda su perspectiva.

Entonces. ¿por qué motivo es que Dios no libera a sus creaturas del sufrimiento pudiendo hacerlo? Dios no es infinitamente bueno porque puede crear un mundo infinitamente bueno. Sino que lo es porque puede hacer todo lo que sea bueno, pero no tiene que hacerlo. Ésa es su decisión soberana.
También el hombre debe respetar toda la creación tal cual está.

Alterar la armonía del universo y sobre el hombre, su principal creación, es responsabilidad de cada uno de nosotros y debemos responder desde la armonía, Dios no debe estar presente constantemente en cada uno de nosotros para el cumplimiento de nuestro deber, seríamos como robot, inconscientes de todo placer, sentimientos y felicidad. Dios nos ha creado a su imagen en el amor.


 Si Dios tuviera que estar interviniendo continuamente en el mundo para evitar daños perjudiciales, ello equivaldría a tener que estar impidiendo a las cosas ser lo que son, lo cual es absurdo porque Dios no pudo haber creado el mundo a condición de no dejarlo ser lo que es. Que el fuego cocine, pero que no queme; mantener la ley de la gravitación universal, pero evitar que se rompa una pierna quien salta de un edificio. Haría de los hombres unos seres irresponsables si evitara cada mal uso en cada situación haciéndolos unos irresponsables, pues de todos modos, haga lo que haga, no va a pasar nada malo.

C)

No puede haber relación más personal que la que hay entre padre e hijo, una relación moral entre dos seres que se aman y por la que cada uno de ellos tiene por objetivo tratar de hacer feliz al otro, como se desprende de la esencia de todo amor. Por eso, la analogía entre creador-obra de arte aunque pedagógica, sigue siendo incompleta e insuficiente porque sólo da cuenta de la belleza que hay en la obra (hombre) debido a que su creador es un artista (Dios), pero no ayuda a entender la cercanía de la relación con que Dios sale al encuentro del hombre para hacerlo su propio hijo.

Algunos afirman que el castigo no debería ser superior a la falta cometida, sino equivalente a ella,   La duración de la pena no tiene por qué estar acorde con la duración de la culpa, En el caso del adulterio, que se perpetra en un instante y sin embargo no se castiga con pena momentánea sino duradera. La pena no tiene por qué ser necesariamente equivalente a la falta en cuanto a la duración, algo que también sucede tratándose de las leyes humanas. Supplementum, c99, ad1).

Por eso, aunque un asesino haya cometido asesinato por un momento de pasión, puede ir a parar a prisión por el resto de su vida con toda justicia, porque la pena debe ser proporcional al delito en términos morales, no necesariamente en un sentido físico. Por otra parte, si se afirma que tiempo y eternidad pertenecen a órdenes diferentes, «hay que responder, como afirma Gregorio, que aunque el pecado es temporal en cuanto al acto, es eterno en cuanto a la voluntad» porque si no hay arrepentimientono, su voluntad es mala eternamente.

D)

 Por eso, afirmar que el mal posee un tiempo pero no un espacio resultaría contradictori, pues el antes y el después se dan siempre con relación a algo que se mueve en un determinado espacio ("el tiempo es la medida del movimiento"). Así, comparar el mal con Dios  al afirmar que en ambos casos se trata de realidades desespacializadas carecería de todo sentido porque lo propio de Dios no es el tiempo sino la eternidad, y el mal no puede pertenecer al ámbito de lo eterno. El mal es la privación de un bien debido, y esa privación sigue dándose en el ámbito del tiempo.

EL ANÁLISIS DEL MAL.

   El mal es el nombre que recibe la falta de bien. El mal no puede originarse sino del bien.  El mal no tiene una causa eficiente sino deficiente, puesto que el mal en sí mismo no es un efecto, sino un defecto. Tratar de descubrir la causa de una deficiencia es como tratar de ver la obscuridad o escuchar el silencio. El vicio no es naturaleza sino contrario a la naturaleza, y la causa del pecado no es el Creador sino la voluntad humana.

 Si juzgamos que las cosas superiores son mejores que las inferiores, con más sano juicio veríamos que todas juntas son mejores que solas las superiores"

«Tampoco, al contemplar un edificio, debemos contentarnos con mirar un solo ángulo, ni en el hombre hermoso sólo los cabellos, ni en el buen orador sólo el movimiento de los dedos […]. Si queremos juzgar con rectitud todas estas cosas que son ínfimas, porque de las partes imperfectas resulta la perfección del todo, han de considerarse en relación con la totalidad […]. Incluso el color negro en una pintura puede ser hermoso si tomas la pintura como un todo» Dios sabe mejor que ningún hombre lo que se ha de utilizar convenientemente en cada tiempo, qué y cuándo ha de dar, añadir, quitar, eliminar, aumentar o disminuir, él que es Creador inmutable de las cosas mudables, y es también su gobernador.

 Siempre que Dios permite el mal lo hace por un bien mayor. Esta es la mejor solución a que se llega por los caminos de la razón para explicar la coexistencia de fealdad - belleza y bien - mal: Dios prevé el mal, a ese mal le asigna un fin bueno qué desempeñar y cumplir, y de esta manera "bonifica" el mal.

 "Dios, como es creador óptimo de las naturalezas buenas, así es ordenador justísimo de las voluntades malas, de tal forma que, cuando las creaturas usan mal de las naturalezas buenas, El usa bien aun de las voluntades malas".

Así se sirve Dios de los pecados de los hombres, para sacar de ello algún bien, también es lícito a los hombres servirse del pecado de otro para un bien.

Definición del mal.


  El mal es un "parásito" del bien. Lo mismo que no habría espacio para el mal si no hubiese bien, tampoco habría espacio para la fealdad si no hubiese belleza, pues la fealdad no tiene ser propio, sino que -como todo ente parasitario- vive de lo que la belleza le suministra: "¿qué otra cosa es el mal, sino la privación del bien?

Del mismo modo que, en los cuerpos de los animales, el estar enfermos o heridos no es otra cosa que estar privados de la salud -y por esto, al aplicarles un remedio, no se intenta que los males existentes en aquellos cuerpos, es decir, las enfermedades y heridas, se trasladen a otra parte, sino destruirlas, ya que ellas no son substancia, sino alteraciones de la carne, que, siendo substancia, y, por tanto, algo bueno, recibe estos males, esto es, privaciones del bien que llamamos salud-, así también todos los defectos de las almas son privaciones de bienes naturales, y estos defectos, cuando son curados, no se trasladan a otros lugares, sino que, no pudiendo subsistir con aquella salud, desaparecen en absoluto».


  Para que haya armonía entre la acción baja y la pena que le corresponde para reparar el desorden que el pecado provocó, es costumbre que las almas que pecan reciban como pena la ejecución de una acción igual de baja.

Cuando las criaturas superiores cometen una acción baja, reciben como pena algo igualmente
bajo, y entonces las penas son solo relativamente malas, pues su función es contribuir a restablecer la armonía universal. ¿Qué parte hay de una casa más grande que el hombre? ¿Y cuál más ínfima que la letrina de la casa? Sin embargo, el siervo sorprendido en un pecado tal que le haga digno de que se le mande limpiar aquel lugar, en cierto modo lo dignifica con su misma deshonra; y así ambas cosas, esto es, la maldad del siervo y el acto de limpiar la letrina, unidas y reducidas a una especie de unidad, se adaptan y entran como a formar parte del orden de la casa, de modo que vienen a estar en perfecta armonía con su conjunto. No obstante, si dicho siervo no hubiera pecado, no por eso hubiera faltado a la administración de la casa otro medio de hacer la limpieza de las letrinas».

  Aunque viéramos en esta vida que algunos malos aparentemente gozan y algunos buenos sufren, no debemos precipitarnos juzgando que en ello hay desorden en el universo, ya que el sentido de la historia pasa por un proceso aún inacabado, y que aún está esperando su cumplimiento escatológico.

Por tanto, el drama de la salvación no puede juzgarse hasta que haya terminado la vida en este mundo. Como decía Fulton J. Sheen: «el mal puede tener su hora, pero Dios tiene su día». Incluso el color negro en una pintura puede ser hermoso si tomas la pintura como un todo».

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