EL ORIGEN DEL HOMBRE

 Varias teorías han sido propuestas en diferentes tiempos por filósofos. La más moderna es la teoría de la evolución, la cual afirma que los ancestros humanos son los animales. No hay evidencias que el hombre primitivo haya sido diferente al hombre moderno. El hecho de que la sangre humana es “una” a través del mundo prueba que no es un proceso de evolución, Hechos 17.26. La sangre de los animales no sustenta la vida humana. No podemos mezclar nuestra sangre con la sangre de los animales. Desde los peces a las aves, desde los animales al hombre, Dios creó cada uno según su género (Génesis 1.24-25).
El hombre es distintivamente diferente en que fue creado a la imagen de Dios. “Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1.26-27).

Dios creó el primer hombre del polvo de la tierra (Génesis 2.7). De todos modos, a través de la historia Dios creó seres humanos de diferentes maneras: 

A. Por concepción entre hombre y mujer. 
B.  Sin la participación de una mujer, como Eva. 
C. Sin hombre ni mujer, como Adán. 
D. Sin la participación de un hombre, por una mujer, como Cristo. 

Esto es otra evidencia del poder de Dios sobre la vida.

Dios dice acerca de su criatura el hombre, «para gloria mía los he creado, los formé y los hice» (Isaías 43.7). Entonces la pregunta es «¿Cuál es la meta final del hombre?» Apropiadamente respondemos, «la meta final de todo hombre es glorificar a Dios.»

LA NATURALEZA DEL HOMBRE

     Todo el que ha testificado a una persona muriendo entiende vívidamente que el hombre tiene un cuerpo físico y también un espíritu. En un momento la persona está viva… enseguida se ha ido, aunque su cuerpo está todavía allí. A pesar que el espíritu ha partido, un cuerpo muerto permanece.

     La Biblia nos enseña que el hombre es un ser con un cuerpo, un alma viviente cuerpo y aliento de vida y espíritu (1ª Tesalonicenses 5.23 El alma es la vida, el ser viviente y el espíritu viene de Dios. La Biblia nos enseña que hay una diferencia. Una planta es un cuerpo, alma viviente. Un animal tiene cuerpo y aliento de vida pero no espíritu. El hombre es cuerpo, alma y espíritu. El alma distingue un ser viviente de uno muerto, pero el espíritu distingue al hombre de los animales. El espíritu del hombre hace posible para él tener comunión con Dios.

     El hombre es el único ser creado que ora. La oración es una práctica universal. Desde los pueblos más paganos hasta la gente más iluminada, a través de todos los tiempos, la gente ora. ¿Por qué? ¿Has visto alguna vez a un mono que da gracias a Dios por sus bananas? También, el hombre es el único ser creado con una conciencia. ¿Has visto alguna vez un mono que sienta culpa por robarle a otros monos sus cocos o por cometer adulterio? Los escritos históricos están llenos con testimonios de seres humanos que fueron quebrantados con convicción de que habían hecho mal (Romanos 1.18-32). Los animales hacen sus decisiones por sus instintos. Sólo el hombre hace sus decisiones por razonamientos.
Cuando hombres caídos llegan a ser cristianos, reciben la morada del Espíritu Santo. Recibimos la vieja naturaleza por quebrantar las normas establecidas de Dios. Si creemos en Jesús y su obra, le recibimos como nuestro Salvador personal, El espíritu del hombre se hace uno con el Espíritu de Dios, en ese momento recibimos una nueva naturaleza, la cual es “Cristo en nosotros, la esperanza de gloria”. Colosenses 1.27.

     El alma, nuestra vida,  es el asiento de las emociones y pasiones. El término espíritu incluye nuestra habilidad de saber y razonar. El hombre es responsable ante Dios y su deber más grande es hallar lo que Dios quiere que él haga, y entonces hacerlo. Estas dos naturalezas, la carnal y la espiritual, están en una lucha interna por toda la vida del cristiano. 

 LA LIBRE VOLUNTAD DEL HOMBRE

     Hay otros seres en el universo que Dios ha creado, éstos son ángeles o también llamados espíritus. Ellos no tienen cuerpos humanos y son más poderosos que los seres humanos. También ellos han sido creados para servir a Dios, pero así como el hombre, tienen una libre voluntad. Algunos de ellos cayeron en el pecado de desobediencia. Isaías 14.12-15

Dios podría haber hecho cierto número de máquinas para hacer su voluntad mecánicamente, no obstante Él eligió crear seres que podían, si lo desearan, servirle voluntariamente y amarlo libremente. No podemos comprender por qué Él deseó hacerlo de este modo, pero la evidencia claramente abunda a través de la historia mostrando que el hombre elige sus decisiones y Dios elige las consecuencias.

EL PECADO DEL HOMBRE.

     Cuando Dios creó seres libres, capaces de hacer su voluntad o rehusarla, Él sabía que algunos elegirían el camino equivocado. Cuando el hombre fue creado con una voluntad libre, Dios había advertido al hombre de las consecuencias de su desobediencia, la muy conocida historia se encuentra en Génesis 3.

Ahora bien, Dios, como Gobernador moral del universo, no puede tolerar en su presencia a ningún ser que deliberadamente desobedece sus mandamientos. Por eso la primera pareja fueron expulsados del paraíso.

     El pecado ha entrado en la raza humana por Adán y por él ha pasado a cada ser humano. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12). 

Todos nacimos con una tendencia a pecar. Nuestra naturaleza pecaminosa responde a la tentación por lo cual pecamos contra un Dios santo.

EL FUTURO DEL HOMBRE.

     Así como la Biblia nos habla del origen humano, que proviene de la mano del Creador; la vergonzosa caída del hombre y su consecuente separación de Dios; del mismo modo fielmente nos advierte que cada hombre, mujer y niño algún día estará delante de Dios como Juez. “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14.12). 

     El hecho de la muerte es tan común que cada uno entiende el inevitable fin de cada hombre. Pero la Biblia agrega: «está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). 

Dios ha creado al hombre y le ha revelado su voluntad a través de Su palabra. Dios considerará a cada persona absolutamente responsable por cada cosa que haya hecho. Esta vida es primariamente una preparación para la próxima. El hombre no muere como un animal lo hace. El espíritu del hombre debe volver a Dios, su Creador y Juez.

EL HOMBRE Y EL PECADO.

MUERE LENTAMENTE. (Poesia)

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,  
quien no cambia de  marca, 
no arriesga vestir un color nuevo,
quien prefiere el negro  sobre blanco.
Muere lentamente quien no viaja, 
quien no lee, quien no oye  música, 
quien no encuentra gracia en sí mismo.  
Muere lentamente quien destruye su amor propio, 
quien no se  deja ayudar. 
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala  suerte 
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,  
no preguntando de un asunto que desconoce 
o no respondiendo  cuando le indagan sobre algo que sabe. 
Evitemos la muerte en suaves cuotas, 
recordando siempre que  estar vivo 
exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de  respirar. 
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos 
una espléndida felicidad. 

Martha Madeiros

 ABANDONO DEL PECADOR.

El que guarda la ley es un hijo inteligente,
el que frecuenta orgías es la deshonra de su padre.

El que aparta su oído para no oír la ley,
hasta su oración es abominable.

El que extravía a los rectos por el mal camino,
en su propia fosa caerá.

Los hombres sin tacha heredarán la dicha.

Al que encubre sus faltas, no le saldrá bien;
el que las confiesa y abandona, obtendrá piedad.

El que anda sin tacha será salvo,
el que va oscilante entre dos caminos,
caerá en uno de ellos.

JESÚS DIRIGE SU VIDA HACIA DIOS Y LA HUMANIDAD.

Filipenses 2.5–11. 

Cristo “no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo”. 

     La comodidad, la popularidad, las riquezas y la gloria; él lo sacrificó todo. Su vida entera fue sacrificada para hacer la obra a la cual Dios lo había llamado. Al ver los resultados de su abnegación nos percatamos de que él no sólo libró a millones de almas de la cautividad del pecado, sino que, además “Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2.9)

Lo que se debe negar.

1. A sí mismo Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9.23). 

Los que reciben a Cristo tienen que entregarse por completo a él. “Ya no viven para sí… De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2ª Corintios 5.15, 17). 

Negarnos muchas cosas sin negarnos a nosotros mismos puede resultar una vida ordenada, pero no una vida nueva. Este tipo de vida no vale nada para Dios.

Para el pueblo de Dios es pecado conformarse a las costumbres pecaminosas y carnales de este mundo. Satanás, el dios de este siglo, domina al mundo. Tan completo es su dominio que el mundo entero está bajo el maligno (1ª Juan 5.19). 

     El que se conforma a este siglo se deja dominar por el diablo y va hacia el desenfreno de pecado y las profundidades de iniquidad. Dios nos ha librado del dominio del mundo y sus modas y sería pecado volver a servir a esos dioses. El pueblo de Dios ha sido llamado a la santidad, justicia, pureza y fe para poder ganar al mundo para Dios. El cristiano mundano tiene muy poco que ofrecer al mundo. Una vida libre de la mundanería testifica de un entendimiento renovado y gobernado por Dios. Tal vida brilla como luz en medio de una generación maligna y perversa, dirigiendo así hacia Dios la mente de la gente.
La religión pura exige que haya una separación completa del mundo. Dios no acepta como hijo suyo al que ama y toca lo inmundo. Tenemos que negarnos los deseos mundanos para recibir una herencia en el reino de los cielos.

MIENTRAS TENGAS OPORTUNIDAD, HAZ EL BIEN.

    El que recibe instrucción en la palabra comparta toda cosa buena con quien le instruye.
No os engañéis; Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará. Porque el que siembra para su carne, de la carne cosechará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos.
Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. Gálatas 6.6-10

LO QUE HABITA EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE.

FIANZA. Proverbio 6

1 Hijo mío, si diste fianza por tu prójimo y estrechaste la mano con un extraño,
2 te has enredado con tus palabras, y has quedado atrapado con los dichos de tu boca.
3 Ahora pues, haz esto, hijo mío, para quedar libre, ya que has caído en las manos de tu prójimo: Anda, humíllate, importuna a tu prójimo;
4 no des sueño a tus ojos ni dejes dormitar tus párpados.
5 Escapa como el venado de mano del cazador, como ave de mano del que tiende la red.

PEREZOSO.

6 Ve a la hormiga, oh perezoso; observa sus caminos y sé sabio.
7 Ella no tiene jefe, ni comisario, ni gobernador;
8 pero prepara su comida en el verano, y guarda su sustento en el tiempo de la siega.
9 Perezoso: ¿Hasta cuándo has de estar acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
10 Un poco de dormir, un poco de dormitar y un poco de cruzar las manos para reposar.
11 Así vendrá tu pobreza como un vagabundo, y tu escasez como un hombre armado.

EL FALSO.

12 El hombre depravado, el hombre inicuo, anda en la perversidad de boca,
13 guiña los ojos, hace señas con sus pies e indica con sus dedos.
14 Perversidades hay en su corazón; en todo tiempo anda pensando el mal, provocando discordia.
15 Por eso, su calamidad vendrá de repente; súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

LO QUE ODIA EL SEÑOR.

16 Seis cosas aborrece Jehovah, y aun siete desprecia totalmente:
17 ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente,
18 corazón que maquina pensamientos perversos, pies dispuestos a correr al mal,
19 testigo falso que habla mentiras y el que siembra discordias entre hermanos.

CUIDADO CON EL ADULTERIO.

20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la instrucción de tu madre.
21 Átalos siempre a tu corazón, y enlázalos en tu cuello.
22 Te guiarán cuando camines; te guardarán cuando te acuestes, y hablarán contigo cuando te despiertes.
23 Porque el mandamiento es antorcha, y la instrucción es luz. Y las reprensiones de la disciplina son camino de vida.
24 Te guardarán de la mala mujer, de la suavidad de lengua de la extraña.
25 En tu corazón no codicies su hermosura, ni te prenda ella con sus ojos;
26 porque por una prostituta el hombre es reducido a un bocado de pan, y la mujer ajena caza una vida valiosa.
27 ¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que se quemen sus vestidos?
28 ¿Andará el hombre sobre las brasas sin que se le quemen los pies?
29 Así sucede con el que se enreda con la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la toque.
30 ¿Acaso no desprecian al ladrón, aunque robe para saciar su apetito cuando tiene hambre,
31 y si es sorprendido, pagará siete veces y entregará todo lo que posee en su casa?
32 Así también el que comete adulterio con una mujer es falto de entendimiento; el que hace tal cosa se destruye a sí mismo.
33 Heridas e ignominia encontrará, y su afrenta no será borrada;
34 porque los celos del hombre son su furor, y Él no perdonará en el día de la venganza.
35 No aceptará ninguna restitución; ni consentirá, aunque sea grande tu soborno.

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